La maldad del ser humano se encuentra por naturaleza en el razonamiento del hombre, es como una necesidad, y pone al ser humano como el animal más devastador que ha pisado la tierra ya que vive en el anhelo de tener lo que no posee por sus características ya sean físicas, económicas y hasta sociales, pues la sociedad actual muestra una desigualdad para lograr el bien común.
El hombre es el peor de las bestias, pues es él, que además de matar para subsistir también lo hace para limpiar sus culpas y lograr un poder sobre los demás.
Con el perfeccionamiento y evolución de las religiones, esta necesidad, multiplicó la codicia, la ambición, la manipulación y la desigualdad, surgiendo la religión como un medio de control, como un instrumento de poder.
El hombre esta inmerso en el abuso por poder de otros (podría aplicarse a las autoridades) porque ha olvidado la igualdad entre los seres, no acepta su realidad por miedo a perder ese poder sobre los demás.
El sacrificio juega una papel fundamental en el mal del hombre, porque este se hace sólo para lavar culpas y lograr un supuesto bienestar. A mayor sacrificio se demuestra una gran impotencia.
Sin embargo existe una complicidad, ya que la gran mayoría de los individuos soportan la tiranía de otros con la ilusión de las recompensas que vendrán posteriormente, no sólo para mitigar el hambre si no para aliviar sus almas.
Las culpas se curan según el nivel de arrepentimiento, es decir, si se siente una culpa grande, mayor será la ofrenda o el sacrificio para lograr una redención.
El sacrificio da poder vital. Dar regalos da poder sobre las personas o situaciones (aquí puedo referir sobornos o intercambio de favores por un bien) y el mismo sacrificio también es un regalo pues a través de él se pretende obtener una expiación de alguna culpa.
Expreso entonces sobre lo anterior que el sacrificio humano pueda ser lograr el poder sobre la muerte. Aquí puedo referir el caso de Hitler, que al sacrificar a miles de judíos le otorgó una especie de poder divino.
El poder también forma parte de ese mal natural humano y autosacrificarse también lo es, ya que el sobreviviente se forma una imagen indestructible, pues al que sobrevive se le da un poder mágico e inigualable.
Conservar trofeos de guerra aumenta el poder del sobreviviente, estos dan prestigio y honor social, que además de ser amuletos mágicos de protección, inspiran temor y respeto. Cuando más se observa la muerte de otra persona más se tiene la seguridad de bienestar de la propia supervivencia.
El sentimiento de culpa es parte del mal que tiene el hombre, y no hay nadie que no la haya sentido y por ello se somete al sacrificio. El hombre debe tener a alguien que pague la tarifa para la realidad de las situaciones, alguien más que limpie sus pecados.
La muerte es parte también de este mal, ya que ésta es una ideología pues aunque constituye un temor natural, es usada para lograr un dominio sobre los temerosos de ella.
Infundir miedo a la muerte sobre los demás es el medio que utiliza la autoridad para imponer su voluntad sobre los humildes o sumisos quienes a su vez contribuyen a la esclavitud natural humana por sus temores y permite que el Estado, los Dioses u otros lo dominen.
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